La arquitectura sustentable, sostenible, ecológica o verde, es una realidad. Es posible construir edificios, incluso rascacielos, respetando a la naturaleza y a sus recursos.
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Se dice que la arquitectura sustentable surgió de la preocupación social que generaron los cambios climáticos, la desaparición de recursos naturales; sumados a la búsqueda de una reformulación de la arquitectura moderna, que para muchos, ya no rige las necesidades del usuario.
El concepto de arquitectura sostenible esta íntimamente ligado al de desarrollo sostenible, acuñado por primera vez por el primer ministro de Noruega Gro Brundtland, en 1987. Este concepto refiere al conjunto de acciones destinadas a satisfacer las necesidades presentes, sin crear fuertes problemas medioambientales y sin comprometer la demanda de las generaciones futuras. Es un desarrollo productivo que se sostiene a lo largo del tiempo.
La arquitectura ecológica, como se la llamó más tarde, reflexiona sobre el impacto ambiental de todos los procesos implicados en una vivienda, desde los materiales de fabricación, las técnicas de construcción que supongan un mínimo deterioro ambiental, la ubicación de la vivienda y su impacto con el entorno, el consumo de energía de la misma y el reciclado de los materiales, en caso de que la casa sea derribada. Los arquitectos dedicados a construir estos edificios, utilizan muy a menudo fuentes alternativas de energía, como la energía solar o eólica.
La arquitectura sustentable contempla 5 principios fundamentales:
- La consideración de las condiciones climáticas, hidrográficas ecosistemas del entorno sobre el que se construyen los edificios, para obtener el mayor rendimiento con el menor impacto.
- La moderación y la eficiencia en el uso de materiales para la construcción, privilegiando a los de alto contenido ecológico.
- La reducción en el consumo de energía (climatización, calefacción, etc.).
- La minimización del balance energético global, abarcando fases de diseño, construcción y término de su vida útil.
- El cumplimiento de los requisitos sobre el confort térmico, sanitario, iluminación y habitabilidad de las edificaciones.
Se cree que estas construcciones verdes, son excesivamente caras. Construir un edificio sustentable tiene un valor de un 15% más respecto a uno convencional, sumado a otro 7% para conseguir una certificación LEED. Sin embargo, no dejan de presentar grandes beneficios como la reducción en costos operativos, aumento en el valor de la propiedad, aumento en la ocupación y en los precios de los alquileres.
Pero, ¿Qué, o quién, determina si una construcción es sustentable? Para que un edificio sea realmente ecológico, debe contar con algún tipo de certificación que lo compruebe.
Hay distintas clases de certificación, entre ellas se encuentran, la BREEAM, GBTool, CASBEE, Green Globes, y la más difundida a nivel internacional, la LEED (Leadership in Energy and Environmental Design). Los edificios que obtienen esta certificación ahorran un 40% de su consumo de agua, 30% de energía y 60% en desechos de construcción. La LEED es arancelada y voluntaria. Ayuda a dar credibilidad en el mercado porque muestra una intención de querer ser parte de la cultura verde.
A pesar de que en el mundo hay solamente 20 ONGs que establecen los parámetros para certificar como verdes a las construcciones, en el año 2008 se registraron 8.076 proyectos de los cuales 1.075 ya fueron certificados.
Fuente: Eco2site
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